08 diciembre 2018

Hoy conmemoramos otra gesta española de las que se grabaron en lo más profundo de nuestro pueblo y tomamos como herencia para nuestros días presentes.
Corría el año 1585. El ejército español estaba inmerso en la Guerra de los Ochenta Años en Flandes.

Entre los ríos Mosa y Waal, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla formado por unos 5.000 hombres, combatía en la isla de Bommel, en el monte de Empel. La lucha había sido encarnizada y los españoles prácticamente hundidos, esperaban bajo el frío del norte de Europa.

Todo parecía indicar que la derrota de los españoles estaba próxima. Consciente de su enorme ventaja, el comandante holandés ofreció a sus enemigos una rendición honrosa, que les habría permitido salvar sus vidas. El maestre de campo del Tercio, le dio una respuesta genuinamente española: “Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos”.

Ante tal respuesta, Hohenlohe-Neuenstein recurrió a un método harto utilizado en ese conflicto: abrir los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Pronto no quedó más tierra firme que el montecillo de Empel.

Uno de los soldados del ejército español, mientras cavaba una trinchera, encontró con una imagen de la Virgen. Una tabla flamenca de la Inmaculada Concepción de María. La gran noticia corrió por todo el campamento como la pólvora y el tercio lo interpretó como una señal divina. Así que, sin pensarlo, improvisaron un altar a la Virgen y se pusieron a rezar toda la noche. A la mañana siguiente, el día del ataque flamenco, ocurrió el milagro: el agua de los ríos que les rodeaban se había congelado.

Gracias al hielo, el tercio español avanzó sobre él y sorprendió a los holandeses con un contraataque impecable. Y aunque pareciera totalmente imposible, los españoles vencieron en Flandes una batalla que parecía totalmente perdida.

El almirante Holak, lider holandés, derrotado y estupefacto, dejó unas palabras para la historia: "Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro".

07 diciembre 2018

El pasado jueves 6 de diciembre volvimos a alzar nuestra voz en el centro de la ciudad. En un día tan señalado para el Régimen del 78, aparecimos para argumentar que España se sustenta en nuestra herencia como nación y no en un listado de artículos que para colmo no se cumplen.




La Constitución de 1978 es tanto para los partidos de izquierda, centro y derecha, un texto sagrado del que deriva el “patriotismo” que practican, basado exclusivamente en la  defensa de esa Carta Magna, sin importarles lo más mínimo los características históricas, étnicas y culturales de nuestra nación, ni los posibles cambios en el contenido de los artículos que grupos políticos hayan efectuado y puedan llevar a cabo en contra de los derechos e intereses del pueblo y territorio español. Ejemplos como puede ser la independencia de una parte del territorio, acabar con el sistema púbico de pensiones, dar prioridad al pago de una deuda contraída por unas élites irresponsables frente a la alta financia internacional en lugar de destinarlo a derechos sociales, etc.

En contrapartida, para nosotros el patriotismo se funda en la defensa por la justicia social de nuestro pueblo y no en ninguna de las decenas de constituciones que han ido sucediéndose en el curso de los siglos.  El patriotismo constitucional no es patriotismo, sólo la adoración y sumisión a un articulado que puede ser contrario al bien común de los españoles como ocurre en la actualidad.


Lo más grave de la situación es que los propios que se denominan “constitucionalistas” no cumplen ni tienen intención de hacerlo, con el contenido de su “libro sagrado”, pues existen en este texto, derechos que al pueblo le son privados por el desprecio que éste sufre por parte de esta casta parasitaria, como por ejemplo:  el derecho a la dignidad de la persona, derecho a la vida y a la integridad física y moral, derecho a la libertad y a la seguridad, derecho a la educación, a un sistema tributario  justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio, derecho al trabajo,  derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada etc…

Creemos que no existe motivo alguno para celebrar el día de la Constitución, pues la misma es la que nos ha traído a una situación de desigualdad e enfrentamiento entre  regiones y compatriotas dentro del territorio nacional y que nuestra patria hoy en día se encuentre en peligro de extinción ante la imposibilidad que tiene la Carta Magna de frenar el desafío secesionista, pues nada más hay que observar su artículo 2: “la Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas) para concluir que introduciendo el término “ nacionalidades” lo que se busca se buscaba era contentar a los separatistas y que éstos puedan usar dicho artículo como “arma arrojadiza” y conseguir en un futuro la desaparición de nuestra nación.

¡Frente al constitucionalismo, nuestra herencia como nación!